A pesar de que el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, ocurrió la noche del 6 de noviembre, las circunstancias de su muerte en el Festival de las Velas siguen generando serias dudas. Su hermano, Juan Manzo Rodríguez, Subsecretario de Gobernación de Michoacán, ha hecho públicas las "inconsistencias" en el actuar del numeroso equipo de escoltas que acompañaba al edil esa noche.
En una entrevista, Juan Manzo expresó su profunda preocupación por la actuación del equipo de seguridad:
“Genera sospechas que lo hayan regresado en al menos tres ocasiones al mismo punto donde fue asesinado. Él ya se iba y elementos del equipo de seguridad le pidieron varias veces regresar porque había personas que querían tomarse fotografías”
El subsecretario detalló que su hermano contaba con un amplio dispositivo de protección, estimado en unos 26 escoltas perimetrales esa noche, lo que hace aún más cuestionable la facilidad con la que se consumó el ataquearmado.
Ante estas dudas, Juan Manzo y la viuda del exalcalde, Grecia Quiroz García, sostuvieron una reunión con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, a quien solicitaron una revisión exhaustiva del protocolo de seguridad que rodeaba a Carlos Manzo.
“Son cosas que se tienen que revisar, sobre todo de la seguridad que tenía”, enfatizó Juan Manzo, apuntando a la necesidad de esclarecer si hubo negligencia o algo más en el dispositivo.
Según información del gabinete de seguridad, el círculo más cercano de protección del exalcalde estaba integrado por elementos de la Policía Municipal de Uruapan, seleccionados directamente por él y considerados de su confianza.
Pese a las sospechas, el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, descartó públicamente la complicidad de los custodios con el crimen organizado.
“No se tiene conocimiento de que sus escoltas tengan vínculo con el crimen organizado, de hecho es uno de los escoltas quien mata al atacante”, aseveró Harfuch.
No obstante la defensa oficial, la insistencia en regresar al exalcalde al punto exacto de la agresión por supuestas fotografías mantiene abiertas las interrogantes sobre la eficiencia y el profesionalismo del equipo de seguridad que debió proteger a Carlos Manzo.
