Blog del Narco

Sicarios ejecutaron mientras cargaba gasolina al activista Sergio Hugo Ureiro Castañeda en Tlapa, Guerrero

La violencia en Guerrero ha cobrado la vida de Sergio Hugo Ureiro Castañeda, arquitecto y destacado activista que lideró la recuperación de la histórica Plazuela de los Cántaros, un área verde protegida en el corazón de Tlapa

Ureiro Castañeda fue ejecutado la noche del domingo, en un crimen que ha desatado indignación y un fuerte reclamo de justicia por parte de la comunidad, el ataque se perpetró alrededor de las 7:30 de la noche, cuando la víctima se encontraba en su camioneta Chevrolet tipo van color gris, cargando gasolina en una estación del centro de la población, sobre la avenida Colegio Militar.

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Hombres armados se acercaron y le dispararon, dejando su cuerpo sin vida dentro de la unidad, Sergio Ureiro Castañeda, conocido en la localidad no solo por su profesión de arquitecto, sino también como comerciante de abarrotes y material para construcción, fue una figura clave en el Movimiento en Defensa de la Plazuela de los Cántaros

Este movimiento logró en enero pasado recuperar un espacio que, a pesar de estar decretado como área verde, había sido invadido y deteriorado por décadas, minutos después de conocerse el homicidio, su hermana, Verónica Ureiro, médica y líder de la organización de vecinos de la colonia San Diego de Tlapa, llegó al lugar para reconocer el cuerpo. 

Visiblemente afectada y molesta, reclamó al alcalde priista Gilberto Solano Arreaga la desmedida violencia criminal que azota a Tlapa, la principal ciudad comercial de la región. 

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También increpó a la numerosa presencia de policías municipales, estatales, ministeriales y elementos de la Guardia Nacional que acordonaban la escena del crimen, exclamando: "¡Ya para qué están aquí!, deberían estar buscando a los responsables. ¡No sirven para nada!".

El Movimiento de Defensa de la Plazuela de los Cántaros surgió en enero de 2024, cuando el alcalde Gilberto Solano anunció planes para destruir el área, que alberga árboles centenarios, con el fin de construir 17 locales comerciales, los colonos denunciaron que, por más de 30 años, una veintena de vendedores de comida habían invadido ilegalmente la plaza con la anuencia de las autoridades municipales.

Durante este tiempo, los árboles de tlalahuacates fueron maltratados al usarse como postes de luz y al derramar aceite quemado, convirtiendo la plaza en una zona insalubre.

La plaza, construida a principios del siglo XX, estaba destinada al esparcimiento público y a la venta de alfarería artesanal. Tras años de demandas administrativas y ambientales, en 1996 el Tribunal de lo Contencioso Administrativo ordenó mantener el área verde libre para todos. Finalmente, después de un año de plantones en el Ayuntamiento de Tlapa y en el Palacio de Gobierno en Chilpancingo, en enero pasado los vecinos desalojaron con sus propias manos los locales, hartos de que comerciantes y autoridades no cumplieran los acuerdos para liberar el espacio, la plazuela es ahora un espacio recreativo y cultural para la ciudadanía.

"Hoy sufrimos y lloramos el cruel asesinato de un compañero defensor del medio ambiente, fiel defensor de la Plazuela de los Cántaros, el Arquitecto Sergio Hugo Ureiro Castañeda, por lo que exigimos justicia. Alto a la violencia en Tlapa", expresó el Comité en una esquela.

En el funeral del activista, el director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández, lamentó la pérdida de una "conciencia ecológica". 

"Tuvo la osadía de dejar un legado en favor de las nuevas generaciones. Dentro de este dolor y esta tragedia hay indignación de la gente de Tlapa, no hay resignación, no hay complicidad, hay ese coraje de decir que no es posible que sigamos hundiéndonos en esta violencia", expresó Barrera Hernández.

Recordó los tiempos en que Tlapa era una provincia tranquila y contrastó con la situación actual, donde "todos se tienen que cuidar de todos, cada por su propia sobrevivencia. El miedo nos ha aislado y nos ha paralizado. Ese miedo nos hace cómplices de estas tragedias”.

Cientos de colonos, familiares y activistas despidieron al arquitecto Sergio Hugo Ureiro Castañeda, exigiendo a las autoridades estatales justicia y el cese de la violencia que permea en la región.

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