Una ola de pánico sin precedentes estalló este martes en Zitácuaro, Michoacán, luego de que rumores difundidos en redes sociales aseguraran que William Edwin Rivera Padilla “El Barbas”, líder regional del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), había sido abatido durante un enfrentamiento, auque no se ha precisado si fue con autoridades o con Sicarios de La Familia Michoacana con quien sostenia una Narcoguerra.
Aunque ninguna autoridad confirmó su deceso, el simple eco de la noticia bastó para provocar un estado de emergencia civil: comercios cerraron de inmediato, las calles quedaron semivacías y cientos de familias corrieron a refugiarse en sus casas ante el temor de inminentes enfrentamientos.
Durante las primeras horas de la tarde, cadenas de WhatsApp y publicaciones anónimas se multiplicaron con supuestas versiones de la muerte del jefe de plaza, la tensión escaló de forma fulminante en el oriente michoacano:
- Negocios del centro bajaron sus cortinas
- Rutas de transporte suspendieron sus recorridos
- Escuelas ordenaron el resguardo interno de alumnos
- Colonias enteras reportaron que la gente abandonó espacios públicos para protegerse ante el riesgo percibido de balaceras o represalias entre grupos criminales, provocando que las calles, normalmente saturadas, terminaran en un silencio tenso.
La reacción desmedida de la ciudad tiene un origen claro: el historial de violencia asociado a Rivera Padilla. Señalado como jefe regional del CJNG, su nombre ha estado vinculado a episodios de extrema violencia en el oriente de Michoacán:
- Masacre de Zinapécuaro (Marzo 2022): Autoridades lo vincularon con el ataque a un palenque clandestino que dejó un saldo de veinte muertos
- Ola de Violencia (Junio 2025): Se le relacionó con una escalada que sitió colonias enteras, causó incendios de comercios y dejó civiles heridos y un menor de edad fallecido.
- Polémica Política: Su figura se ha visto envuelta en grabaciones filtradas y señalamientos de presuntos vínculos con el entonces fiscal regional Francisco Herrera Franco.
Ante este pasado, la sola idea de un vacío de poder causado por su presunta caída encendió alertas automáticas entre la población, que teme un choque inmediato entre células rivales por el control de la plaza.
La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado respondió al pánico con un operativo emergente. Elementos de la Guardia Civil recorrieron las calles con mayor presencia, se reforzaron los filtros carreteros y se realizaron sobrevuelos preventivos en puntos estratégicos.
Hasta esta noche, Zitácuaro se mantiene en una calma frágil, las autoridades continúan los operativos, mientras la población permanece resguardada y a la expectativa.
Por ahora, los rumores circulan sin sustento, pero la psicosis que generaron demuestra que, muerto o vivo, el nombre de “El Barbas” sigue teniendo la capacidad de congelar a toda una ciudad.




