La ola de violencia que sacude a Ensenada, Baja California, se intensificó el sábado 4 de octubre con un nuevo ataque armado contra una pescadería, dejando un saldo de una persona muerta y dos heridas.
Este es el cuarto ataque de este tipo registrado en los últimos dos meses, el ataque armado se reportó alrededor de las 15:00 horas en el local identificado como “Pescadería El Joelito”, ubicado en la calle Argenta de la colonia Popular I.
De acuerdo con los informes, los agresores dispararon directamente al interior del negocio, donde quedó tendida la víctima mortal.
Dos personas resultaron lesionadas en el ataque a "El Joelito" y requirieron traslado de emergencia al Hospital General y al Sanatorio del Carmen, a pesar del operativo de seguridad implementado por la Dirección de Seguridad Pública Municipal, no se reportaron detenciones.
Este incidente se suma a una preocupante lista de ataques recientes contra negocios relacionados con productos del mar y la zona portuaria, en lo que parece ser una disputa por el control criminal en la ciudad:
- 22 de septiembre: Fue incendiado “El Muelle Viejo”, cerca del Arroyo Ensenada, tras ser atacado con un bidón de gasolina
- 18 de agosto: Una balacera en la Pescadería Mares del Pacífico (antes “La Casita del Camarón”) dejó un cliente muerto, identificado como Rubén Marín Villalobos (dueño de Mariscos “El Chava”), y tres heridos
- 4 de agosto: Lanzamiento de bombas Molotov contra “La Casa de la Piña Colada” en la zona turística del malecón
- 1 de agosto: Artefactos explosivos fueron usados contra una lancha atracada en la zona de muelles de pesca ribereña.
La escalada de violencia se enmarca en una lucha por el control del trasiego de droga vía marítima, actividad que ha estado dominada históricamente por el crimen organizado, Sin embargo, la disputa actual apunta a un desplazamiento del Cártel de Sinaloa (CDS) por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de los Arellano Félix (CAF).
Adicionalmente, el Cártel de Sinaloa ha mantenido un dominio férreo sobre la venta de pescados y mariscos a nivel local, obligando a restaurantes, pescaderías, carretas, industriales e incluso a pescadores ribereños a pagar una cuota por los productos extraídos del mar, los recientes ataques podrían ser un intento por desarticular esta estructura de control financiero del CDS.