Se cumple este viernes 25 de julio un año de la traición de Los Chapitos, secuestro y entrega de Ismael “El Mayo” Zambada a las autoridades Estadounidenses, uno de los líderes más buscados del Cártel de Sinaloa, un evento que, lejos de traer paz, desató una brutal guerra interna que ha sumido a Sinaloa en una crisis de violencia sin precedentes.
La detención de Zambada ha fracturado al cártel principalmente en dos facciones La Mayiza y La Chapiza, con consecuencias devastadoras para la población y la economía local.
En los más de 10 meses transcurridos desde la captura, Sinaloa ha registrado cifras alarmantes: al menos 1,723 ejecuciones, más de 1,400 personas desaparecidas y 44 policías asesinados. La violencia indiscriminada ha dejado también un rastro de víctimas colaterales, incluyendo niños, mujeres y hombres, alcanzados por balas perdidas o inmersos en enfrentamientos en espacios públicos.
Feliciano Castro Meléndrez, secretario general del Gobierno de Sinaloa, reconoce la gravedad de la situación, admitiendo que la emergencia no ha sido superada. "Lo hemos dicho, y lo reiteramos, partimos de reconocer que la situación de inseguridad y violencia no está superada y que se han registrado picos muy importantes en este proceso de mayor agravio a partir de algunos acontecimientos.
Vamos a encontrar que particularmente en el mes de junio se registra un pico en los eventos de alto impacto", declaró el funcionario.
A un año de la detención que detonó esta espiral de violencia, la población sinaloense no vislumbra un fin cercano a la crisis y vive con el temor constante por su seguridad. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI reveló que, durante junio de 2025, Culiacán se posicionó como la ciudad con la mayor percepción de inseguridad en el país.
Para contrarrestar la ola de violencia, 1,800 elementos del Ejército Mexicano arribaron recientemente a la capital del estado, su presencia en las calles es notoria y ya se han logrado decomisos de armas, drogas y detenciones, pero la "guerra" entre las facciones del cártel aún no cesa.
La guerra entre grupos delictivos ha dejado una huella profunda en el sector económico de Sinaloa, con afectaciones valuadas en más de 30 mil millones de pesos. Miles de empleos se han perdido y numerosos negocios han cerrado sus puertas, generando una crisis sin precedentes.
Óscar Sánchez Beltrán, presidente de la Unión de Locatarios del Centro de Culiacán, describe la difícil situación. "El sector comercial está viviendo momentos muy difíciles, en algunas áreas está colapsando la economía, así lo hemos hecho ver, van 10 meses de esta fuerte violencia en el municipio de Culiacán y eso ha llevado a que cierren más de 10 mil negocios formales e informales, locales, y la cuenta sigue aumentando, hay una crisis en el municipio", señaló.
Además del cierre de establecimientos, comerciantes han sido víctimas del robo de sus pertenencias, lo que impacta directamente en sus operaciones. "Hay una crisis de seguridad, hemos reportado que más de 100 comerciantes han sido despojados de sus unidades, de sus camionetas y esto trastoca al tema operativo", añadió Sánchez Beltrán.
Todo se precipitó en Culiacán el 25 de julio de 2024, cuando la Fiscalía General de la República (FGR) confirmó que El Mayo Zambada habría sido secuestrado por Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de El Chapo Guzmán. El incidente ocurrió en la finca Huertos del Pedregal, en Culiacán, desde donde el capo fue trasladado en aeronave hacia Estados Unidos, donde se concretó su captura.
Semanas después de su detención, trascendió que en esa misma finca habría sido ejecutado por Los Chapitos Héctor Melesio Cuen Ojeda, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa y líder del Partido Sinaloense. Una carta atribuida a El Mayo Zambada, dada a conocer tras su captura, sugirió una traición por parte de "Los Chapos", quienes lo habrían citado a una reunión en dicha finca. En la misiva, Zambada también afirmó que Cuen Ojeda era su amigo de muchos años.
Sin embargo, la Fiscalía General de la República desestimó la versión del asesinato del exrector por considerar que no existían elementos de prueba fidedignos. Por su parte, la fiscalía del estado desechó la versión que señalaba que Cuen Ojeda había sido asesinado en una gasolinera en la salida norte de Culiacán, una versión que incluso le costó la renuncia a la entonces fiscal estatal, Sara Bruna Quiñónez Estrada.
El caso del asesinato de Héctor Cuen Ojeda sigue sin ser esclarecido. Claudia Zulema Sánchez, actual fiscal de Sinaloa, reiteró que "es un asunto que está en competencia de la Fiscalía General de la República, es competencia federal, la carpeta y la investigación".