Un violento ataque armado perpetrado la madrugada de este miércoles contra la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Pátzcuaro y agentes de la Guardia Civil (Policía estatal) de Michoacán, dejó un saldo de seis Policías heridos. La agresión, en la que habrían participado hasta 80 Sicarios fuertemente armados a bordo de más de una decena de camionetas, se perfila como un ataque directo contra un funcionario municipal, según el testimonio de un policía que sobrevivió al intenso tiroteo.
De acuerdo con un informe preliminar de la Fiscalía General del Estado de Michoacán (FGE), detrás de este ataque se encuentra la célula delictiva liderada por Jesús Rivera Aguirre “Don Chuy” y/o La Hamburguesa, identificado como jefe de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en la región lacustre del estado, con su principal bastión en el municipio de Zacapu.
“Don Chuy” había sido detenido meses atrás, pero posteriormente fue puesto en libertad por el juez Rubén García Mateo. Tanto el día de su detención como el de su liberación, se registraron diversos bloqueos carreteros en la entidad, evidenciando la capacidad de movilización de su grupo, incluso emboscó a Elementos de la SEDENA, ejecutando a varios Elementos, de no haber sido liberado por este juez corrupto, el panorama hubiese sido distinto.
El objetivo principal del ataque era Alberto Arreola Ochoa, un funcionario de la Policía Municipal que cuenta con un fuerte dispositivo de seguridad debido a amenazas previas en su contra. A Arreola Ochoa se le vincula con el cártel Pueblos Unidos, un grupo armado que opera en Pátzcuaro y municipios aledaños de la región Lacustre, y que, según informes, se desplaza con frecuencia por el municipio sin mayores contratiempos.
La ferocidad del ataque del CJNG quedó de manifiesto en los desesperados pedidos de auxilio que un agente realizó a través de un chat policiaco de WhatsApp. En sus mensajes, el uniformado describió cómo los atacantes se movilizaban en más de 10 camionetas y portaban armamento de alto poder, incluyendo fusiles Barrett calibre .50, conocidos por su capacidad para perforar blindaje.
El saldo oficial del ataque es de seis agentes heridos: tres policías municipales y tres agentes de la Guardia Civil. Las autoridades lograron recuperar cuatro vehículos en el lugar de los hechos, mientras que una camioneta más fue incendiada por los agresores. Se presume que al menos dos de los atacantes resultaron heridos durante el enfrentamiento, aunque no se logró ninguna detención en el lugar.
Este violento episodio subraya la intensa pugna que se vive en la región lacustre de Michoacán entre el CJNG y grupos rivales, como Pueblos Unidos. La capacidad de fuego y la organización demostrada por los atacantes resaltan los desafíos que enfrentan las autoridades para garantizar la seguridad en la zona y contener la violencia generada por el crimen organizado.
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