En medio de la celebración de San Juan, una reunión familiar en Irapuato, Guanajuato, se transformó en una desgarradora tragedia. Carmen Garibaldi perdió la vida en la masacre, protegiendo con su cuerpo a su bebé, Teodoro, quien a pesar de los esfuerzos de su madre, resultó gravemente herido y perdió un ojo.
La familia Garibaldi, que había viajado desde Chicago para su reunión anual, se encontraba en la calle Bustamante, donde se hospedaban en varias casas. Maurilio Garibaldi, hermano de Carmen, relató los aterradores momentos. Su hermana y su sobrino, Teodoro, estaban sentados a la entrada de la casa de sus padres, el epicentro del ataque, cuando los disparos comenzaron a resonar.
"Vi cuando cayó mi hermana con su niño. Cayeron hacia dentro de la casa. Ella lo protegió con sus brazos y el niño nunca lloró, nada. Ella recibió muchos disparos y mi sobrino recibió tres. Ya perdió el ojo después de que una bala le rozó el ojito izquierdo", compartió Maurilio, con la voz quebrada. Teodoro sufrió dos heridas de bala, una en la ingle y otra en la cintura, además de la pérdida de su ojo izquierdo.
El caos y la confusión reinaron en el lugar. Entre la multitud de víctimas y los gritos de horror, Maurilio, actuando con desesperación, logró meter un vehículo en la calle para rescatar a su hermana. "Solo recuerdo que me metí por mi hermana y su hijo, pero solo la encontré a ella, así que yo y otro familiar la jalamos y la subimos a un carro y nos la llevamos, ya no supimos quien llevó a mi sobrino al hospital", relató, describiendo la angustia de esos instantes.
La familia Garibaldi, que no visitaba Irapuato desde hacía un año, había llegado con alrededor de 25 miembros para disfrutar de las festividades de San Juan, una tradición que celebraban anualmente con música, baile y un ambiente festivo. "Cada año venimos. Somos mucha familia y todos nos organizamos año con año, ponemos torito, banda y nos la pasamos bien. Siempre festejamos esta fecha en familia", explicó Maurilio, visiblemente consternado.
Los disparos, que según Maurilio, fueron "fácil como 100", impactaron indiscriminadamente a todos los presentes, incluso a quienes bailaban. No hubo advertencias ni amenazas previas que pudieran haber anticipado la masacre. Carmen cayó sin vida en la puerta de la casa, con su sobrina encima de ella. Su cuñado y otros sobrinos también perdieron la vida, sentados y alcanzados por los disparos frontales.
Ahora, la familia Garibaldi se prepara para velar a sus seres queridos. La posibilidad de regresar a Irapuato se siente lejana, ya que Estados Unidos, donde residen, representa ahora un refugio de seguridad para ellos después de esta inimaginable tragedia.